¡30 AÑOS NO BASTARON!

Juan José Díaz Bermúdez 


Oaxaca,México (Punto y Aparte).- 30 años han pasado desde aquella mañana de 1985; eran las 7:19 cuando el mundo se terminó para miles de mexicanos. Hoy en los terremotos del 7 y 19 de Septiembre de 2017, así como ayer en 1985, vimos la entrega, la pasión por la vida de aquellos héroes anónimos  que rescataron a sus semejantes después de los terremotos. 
Vimos a una sociedad civil organizada, que se entregó para salvar las vidas a decenas de personas que entre los escombros de casas y edificios destruidos, esperaron pacientemente sabiendo que en la superficie había mexicanos y extranjeros que no los dejarían morir bajo tierra.
Salió a flor de piel el amor por México de los milenians, de adultos y ancianos que a pesar de su edad, los hemos visto ayudando, removiendo escombros. Es un reto para todos nosotros observar  escenas desgarrantes, pero es un aliciente, un compromiso, ser testigos de cómo los jóvenes exponen su vida para salvar a sus semejantes.
Los vimos en todo el Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, lo mismo quitando con sus propias manos rocas, que ayudando cada quien desde sus trincheras en las redes sociales, convocando a la ayuda y ubicando zonas de emergencia. Los observamos en la Ciudad de México, en Morelos, en Puebla, Oaxaca. Nadie después de los terremotos podrá decir jamás que México tiene a jóvenes desfasados o sin compromiso, quien trate de decirlo miente. México cuenta con jóvenes que dan su vida por su pueblo, por su sangre, por su raza. 
Sin embargo los terremotos del 7 y 19 de Septiembre, volvieron a mostrar a un sistema de gobierno caduco, corrupto, con gobernantes oportunistas, que buscan la foto o el video para tratar de engañar, aunque nunca lo logren.
Se montan en la tragedia del pueblo para sembrar rumbo al 2018, mirando la sucesión presidencial,  no les importan los damnificados. 
Se demostró que no han bastado 30 años, que seguimos estando al igual que en 1985, al margen de tener unidades especializadas en rescate. Otros países las tienen, hoy fuimos testigos.
No bastó al gobierno los 30 años que han transcurrido de 1985 a la fecha; jamás se preocuparon por capacitar a las fuerzas armadas en rescate, a los marinos armados y a los soldados, se les ordenó intervenir 5 horas después del terremoto en la Ciudad de México. Antes que ellos los de a pie, aquellos que no tenían un jugoso sueldo, los mismos que con sus propias uñas escarbaban la tierra, ya habían rescatado a decenas de vida. 
Vimos en esta tragedia la maldad de los emporios como Televisa, que jugó con los sentimientos de los mexicanos y el mundo entero. Poco faltó para que desde el Colegio Rébsamen donde murieron 18 infantes, grabaran la Rosa de Guadalupe, no solo dijeron que debajo de ese edificio había una niña atrapada.En contubernio  con la Marina Armada, le pusieron nombre y apellido; dijeron que se llamaba; Frida Sofia Rull, hija de un empresario, digno nombre para una telenovela, una niña que jamás existió, nunca estuvo entre los alumnos del Colegio Enrique C  Rébsamen, pero  que si sirvió para el reality que Televisa trasmitió de forma ininterrumpida. 
Los terremotos del 7 y 19 de Septiembre, sirvieron para mostrar la cara de solidaridad de los jóvenes  mexicanos, pero también la bajeza, la porqueria de bestias disfrazadas de seres humanos. Hubo quienes aprovechándose de la incertidumbre no solo ingresaron a edificios a robar las pertenencias de los damnificados, también asaltaron camiones con despensa, hiriendo a los que resguardaban el alimento para quienes lo perdieron todo. Se reportó que en algunos estados los delitos aumentaron, los terremotos no solo mostraron a los seres humanos, también pudieron verse las bestias.
Hemos sido testigos de soldados mal capacitados que lloran y se derrumban ante la tragedia, personal sin el entrenamiento adecuado que no muestra el valor que los hombres a quien encomendamos nuestra soberanía deben de tener. Un soldado o un policía, debe demostrar serenidad y valor; que son humanos es cierto, que sienten el dolor y lloran es una realidad, pero jamás deben demostrarlo, que podemos esperar de un ejército que llora ante la adversidad, que podemos esperar de un soldado que es consolado por los civiles cuando al final de cuentas los civiles deberían ser apoyados por los militares con coraje, para salir de la adversidad. Tenemos un ejército con elementos que no todos, que no están capacitados para la guerra: llorar es de hombres, pero un militar no debe darse el lujo de llorar en medio de una tragedia, debe demostrar más que coraje, tranquilidad, ecuanimidad y valor; al final todo esto que he citado es parte de la disciplina. 
En Ixtepec fuimos testigos los arrebatos del general Duarte, comandante de la VIII zona militar , la inoperancia del servicio de inteligencia militar, que provocó que el general mencionado fuera comparado con un sujeto histérico, con arrebatos estrafalarios, al confundir a policías federales y a jóvenes de Guanajuato con ladrones de despensas para damnificados. 
Los terremotos nos han enseñado valores de vida, pero también nos muestran incapacidades del Estado, de instituciones como SEMAR Y SEDENA, de incongruencias y de corrupción.
Aprendamos de lo mejor, construyamos a partir de hoy. Exijamos al gobierno federal y en los estados, batallones de rescatistas, nosotros mismos tenemos que capacitarnos y capacitar a nuestras familias en rescate. Hagamos de cada mascota un binomio de vida. 
Impongamos la dictadura de la prevención y seamos exigentes con nosotros mismos para actúar en consecuencia. Prevenir es vivir. 

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