Juan José Díaz Bermúdez/Análisis
Las razones históricas del movimiento guerrillero en México sigue vigente, la cacería de insurgentes, el seguimiento de combatientes y el espionaje contra organizaciones y personas sospechosas de ser parte de la guerrilla es tan cotidiano igual o más que en regímenes fascistas y represores, no se diga de aquellos que se regodean de ser humanistas y de izquierda
como el de Andrés Manuel López Obrador.
Oaxaca a sido una ciudad de resistencia, pero también de insurgencia. Aquí nació el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo (PROCUP) y aunque algunos de sus miembros ya se institucionalizaron, y sirven al poder del Estado represor, los antecedentes históricos siguen siendo un ejemplo de la opción del cambio radical a través del movimiento popular armado.
En 1996 el ataque simultáneo de células del Ejército Popular Revolucionario en seis estados del país, con un resultado nada agradable de más de 15 fallecidos entre marinos, policías, militares y rebeldes, desató una persecución y cacería de brujas a través de lo que fue y sigue siendo la brigada blanca dependiente de la Dirección Federal de Seguridad.
Oaxaca no tenía porque ser la excepción y los ataques de los guerrilleros se concentraron en Santa María Huatulco, Tlaxiaco y la 28 zona militar, donde células insurgentes atacaron desde diferentes flancos a integrantes de la SEDENA causando bajas a las fuerzas castrenses aquella noche madrugada del 29 de agosto de 1996.
A raíz de aquella demostración de poder de fuego por parte de la guerrilla, desató persecución y violencia contra comunidades indígenas sobre todo en Loxicha, Sierra Juárez, Mixes y la zona Triqui.
Poco se supo en aquella ocasión de las acciones militares en San Carlos Yautepec, en la zona conocida como Mano de León y parte de la región de Tlacolula, donde según testimonio de sobrevivientes fueron llevados por los grupos anti guerrilla, personas acusadas de ser guerrilleros, torturados e incluso ejecutados.
¿Porqué citamos la historia? Hoy México vive una represión sin precedente, la persecución de integrantes de la guerrilla, es más feroz que en los 90. En pleno gobierno de supuesta transformación de Andrés Manuel López Obrador; de abrazos no balazos, de amor y paz. Se adquirió equipo logístico de alta tecnología exclusivo para espiar guerrilleros, luchadores sociales y periodistas.
Guardia Nacional formó un grupo de lo que antes era inteligencia militar para investigar y dar seguimiento a movimientos sociales, de personas identificadas a la guerrilla, a la lucha social y a periodistas, con el objetivo de proceder incluso desapareciendo.
Saben que la guerrilla y los diferentes grupos guerrilleros en México siguen activos, incluso reclutando nuevos combatientes en universidades públicas,
privadas e incluso en la misma Secretaría de la Defensa Nacional y Marina Armada, donde hay descontento no sólo por el abuso de poder, sino por la grave corrupción que existe de los mandos superiores.
En México se está preparando un golpe de estado que puede surgir desde la misma sociedad ¿acompañada de los militares?
Desde 2010 corporaciones policiacas federales, estatales y municipales del país no solo están cooptadas por el crimen organizado, también la guerrilla ha hecho su parte y ha intervenido sembrando elementos que vigilan y realizan labor de inteligencia, es decir el caballo de Troya ha tenido resultados y puede decirse que en 2022, se conoce más de lo que sucede al interior de la SEDENA y SEMAR y diferentes corporaciones.
O es que acaso el Estado mexicano piensa que los levantamientos de policías municipales, estatales, federales, ejército y marina como el caso de cuarteles castrenses de Altamira, Veracruz, campo Marte, el propio Colegio Militar, sin olvidar Chihuahua,
Guadalajara, Guerrero, Michoacán y Oaxaca ¿ son al azahar?
La semilla insurgente ya está en las fuerzas armadas y hoy podemos analizar que existen soldados y marinos que piensan y actúan, no son marionetas ni robots, gracias a la labor de infiltración que desde hace 12 años se llevó a cabo por parte de la guerrilla, habrá sus excepciones pero hoy el cambio es seguro en las fuerzas armadas.
La creación de la Guardia Nacional por López Obrador robustece este análisis, el inquilino del Palacio Nacional de México no confía en el ejército y marina armada. Y no confía porque hay cambios sustanciales que han hecho que hoy los elementos piensen ellos mismos y logren ese cambio con un acercamiento más hacia el pueblo.
La ideología guerrillera invadió a las fuerzas armadas y el monarca que gobierna desde el palacio para un pueblo pobre, podría lograr un levantamiento armado, es decir un golpe de Estado de las fuerzas armadas, acompañadas de la sociedad mexicana.