El Fisgón

Juan José Díaz Bermúdez

Oaxaca, México (Punto y Aparte).- El ciudadano en México tiene que hacer un análisis profundo hasta donde los partidos políticos han respondido a las exigencias de la sociedad civil, nuestro país vive momentos desgarradores por la inseguridad, la militarización que va de la mano con la tragedia, donde cientos de madres y padres de familia han perdido a sus hijos por culpa de operativos y acciones policíaco-militares mal planeados. Mientras México se desangra, en tanto nuestra patria ha dejado de ser segura, la imagen de un presidente tirano y fascista surge como fantasma del pasado, para someter y criminalizar la protesta social y popular.
A todo esto, ¿donde están los partidos y nuestros representantes en las cámara alta y baja? No hay garantía, el pueblo de México no tiene voz en el Congreso porque las mafias enquistadas en partidos políticos que han dejado de ser opción así lo han querido. Se han aliado a la derecha partidos que algunos ilusos creían eran de izquierda como el de la Revolución Democrática, del Trabajo y Convergencia. No es posible que por hambre de poder hubieran olvidado la razón de sus estatutos e ideología, al ser posible que el agua y el aceite se unieran, de que más pueden ser capaces, claro, de profanar la constitución y repartirse el poder y el país a conveniencia.
No podemos como mexicanos creer en partidos que hacen alianzas y acuerdo en lo oscurito, no debemos como mexicanos seguir favoreciendo a políticos falsos que no levantan un solo dedo para defender al pueblo. La ciudadanía exige paz y no más sangre y todos los políticos, junto con sus partidos, no reclaman siquiera disimulando, porque su entrega a la figura presidencial antidemocrática y represora que tiene México es por conveniencia política y económica.
Si los partidos políticos y sus integrantes ya no garantizan, ¿que debemos hacer? Claro, no votar por ellos, proponer candidatos que surjan de la sociedad civil y vetar y rechazar a todos aquellos que han sumido a México en un mar de sangre, a partidos indolentes y cómplices de lo que México vive.
No es solo la trágica comedia de la guerra contra el narcotráfico la que padece México, también es el alza de los precios de la canasta básica, la falta de empleo, la ausencia de poder adquisitivo y una carencia de seriedad por parte de gobiernos que como los del PAN han declarado la guerra a la libertad de expresión y a las garantías individuales como en Oaxaca, donde un gobierno que se dice del cambio surgido de una alianza aberrante y monstruosa mantiene a nuestra patria chica en el ostracismo y a seis meses los resultados son fatales, salió peor el remedio que la enfermedad dicen en el pueblo. El gobierno federal olvida invertir en el campo y entregar los recursos a los estados que forman la federación como legalmente les pertenece.
Calderón gobierna sobre mantequilla porque partidos opositores no han querido manejar siquiera una protesta que demuestre que los mexicanos están cansados de políticas nefastas, de la falta de justicia y sobre todo, de la ausencia de un Estado de derecho. Vivimos en un Estado de excepción porque en cualquier lugar y a cualquier hora, tienen que detenerte en un retén inconstitucional, a que militares, violando la constitución revisen tu vehículo, de no detenerte puedes morir, incluso tu propia familia. ¿De que se trata? Calderón ha usado el poder que constitucionalmente tiene para someter a los mexicanos y aquí seguimos, sordos mudos y ciegos, al no exigir la renuncia de un presidente inepto.
No vivimos en México una democracia, sino una autocracia, donde un sujeto de dudosa capacidad legal dirige el destino de más de cien millones de mexicanos.
Se ha dicho en las últimas fechas en diversos foros que si tuviéramos representantes en el Congreso solicitaríamos de forma urgente que el Presidente de México se sometiera a un examen siquiátrico, para ver hasta donde tiene la garantía de gobernar, pero no, ser presidente significa excelencia aunque los actos de gobiernos estén presuntamente fuera de la ley y rayen en la obsesión mental.
Ya basta de partidos políticos charros, basta de mentiras y de llevar a México a la derrota, después de este gobierno es posible que nos cueste toda una vida para enderezar el barco y entre tanto los cómplices en el Congreso federal y los congresos locales, solapan las locuras de un dictador que se afianza en partidos políticos que no quieren darle voz al pueblo.

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