El Fisgón

Juan José Díaz Bermúdez


Oaxaca, México (Punto y Aparte).- En Oaxaca surgió un movimiento para dignificar la labor del periodista , en el marco de las agresiones que sufrieron diferentes comunicadores durante el enfrentamiento que la sección XXII y la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca, sostuvieron con la Policía Federal Preventiva, aquel martes quince de febrero. Nació esta expresión, porque no hay en Oaxaca una organización que luche por los intereses, necesidades y derechos de los reporteros. Se proyecta, como una voz combativa, que busca afirmar los derechos y el respeto de las corporaciones policíacas, federal, estatal y municipal. Así como funcionarios, al ejercicio de la labor periodística. Es obvio que esta manifestación donde coinciden diferentes actores, con diversas ideologías, pero con un objetivo común, como es hacer escuchar la voz de los reporteros, tuvo que molestar a alguien, es la piedra en el zapato, de aquellos que por décadas se han dedicado a usufructuar la representación de los periodistas en la entidad, sin tenerla por supuesto. Levantó ámpula en políticos represores que sintieron el señalamiento en contra de la represión institucional que desde hace cuatro años existe en México.

El movimiento que surgió de una protesta, durante el tercer informe del representante de los derechos humanos en el Congreso, tomó tanta fuerza, que en la reunión con los diputados de la Comisión para protección de los periodistas, en conocido hotel de la ciudad, llegaron más de sesenta comunicadores, ni en sueños, cualquier organización de Oaxaca, hubiera imaginado tener ese poder de convocatoria. Eso les duele a quienes hoy tratan de minimizar el trabajo del movimiento. Les preocupa a políticos y diputados del partido de la ultraderecha, que han intentado por varias formas, trastornar la unidad de los periodistas en Oaxaca. Hay la sospecha de varios comunicadores, que la intentona de dividir y enfrentar a los reporteros que se agrupan en el movimiento, el miércoles dos de marzo, vino de ese partido que acostumbra velar informaciones maquiavelicas. Llegaron al extremo de enviar a un sujeto ebrio , con el interés de acusar sin pruebas, diciendo que había dinero de por medio para que el movimiento continuara. Se aclaró, incluso se careó a este sujeto con el diputado Carol Antonio Altamirano, a quién el mismo detractor los acusaba de haber entregado a varios de los ahí presentes recursos. Era falso de toda falsedad, una jugarreta de las que acostumbran los aprendices de políticos, esos mismos que no saben gobernar y que tienen al país ahogado en sangre.

La sospecha que varios compañeros periodistas asumen, se robustece cuando desde un twitter anónimo, lanzan mentiras dirigidas en contra de la compañera, Rebeca Luna y Miguel Ángel Shultz. ¿Por qué temen los represores?

Se dan cuenta que si la prensa está unida, su labor de engaño, de violencia institucionalizada, será imposible. Ni un periodista más agredido o vituperado. El movimiento de comunicadores que hoy surge, está muy lejos de organizaciones que han demostrado intereses particulares, que no han defendido los derechos humanos y garantías constitucionales de todos y cada uno de los reporteros agredidos, que ni siquiera repudiaron un día después, las agresiones en contra de periodistas por parte de la Policía Federal Preventiva, aquel quince de febrero.

Esos grupos privados u organizaciones, cerrados a la gran mayoría de los reporteros, se levantan hoy como los jueces de los periodistas. Como organización se sienten inmaculados, las vacas sagradas de la ética, para despotricar en contra de quienes se unen con fe a un movimiento que de entrada lograron un punto de acuerdo en el Congreso, de rechazo a la violencia policíaca y respeto a la labor del periodista. Algo que jamás han logrado aquellos que hablan de ética y combatividad. Hasta hoy no han demostrado que practiquen escrupulosamente esos preceptos.

Hay que justificar con hechos que se quiere trabajar por los periodistas de Oaxaca, no con simulaciones ni engaños, no diciéndoles a los compañeros con estamos con ellos para después pactar en lo oscurito con los funcionarios, sino con la cara en alto, llegando a la protesta, como se hizo por parte de este movimiento, algo inédito que jamás se había visto entre los comunicadores, pero eso es el cambio, la democracia, la alternancia y quienes desde las diversas organizaciones están y trataban de seguir vegetando, saben que ya pasó su tiempo. Con la caída del PRI en Oaxaca, cayó también el manipuleo, la cuota de poder de quienes mantienen sus organizaciones para beneficio personal.

La convocatoria es extensa, pueden acudir todos aquellos que así lo deseen, aporten sus propuestas, pero sepan que el movimiento de periodistas en Oaxaca, no tendrá líder, ni organización alguna se auto nombrará como dirigente, porque ya engañaron mucho, ya nadie les cree. Se ha construido una opción para no seguir siendo parte de la comparsa. Los métodos de lucha de construyen en la colectividad, son claros, públicos. Hasta hoy nadie necesita esconderse para exigir respeto a sus derechos humanos y laborales.

Aquí no es una lucha de organizaciones o líderes, es una lucha de todos, porque es una invitación extensa, sin temores, mucho menos perversidades, porque nadie en este movimiento de periodistas que surge, tiene el interés de juzgar.

Pero si no luchan tampoco critiquen. Si no aportas tampoco cuestiones las acciones. Lo más importante, no se unas a los intereses de políticos y partidos políticos para destruir un movimiento que llegó para quedarse. La lucha es de todos los periodistas. Hoy más que nunca la unidad debe ser la meta que nos ayude a crecer y lograr los objetivos. Nuestra labor no es personalista sino colectiva. Debe quedar claro, este no es un movimiento en contra de Gabino Cué Monteagudo, mucho menos tratar de institucionalizar "el chayote. La exigencia es ; dignificar la labor de los comunicadores, exigiendo el respeto que se le debe de dar a todos los periodistas en Oaxaca en el desempeño de sus funciones.

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