Juan José Díaz Bermúdez/Análisis
La militarización de México preocupa a las organizaciones pro derechos humanos en todo el país. La idea de tener al ejército de aliado y mantener el poder a través de las armas no es nuevo, desde 2006 Andrés Manuel López Obrador planteó la necesidad de usar al ejército, fuerza área y marina para domesticar a las fuerzas vivas en nuestra patria.
López Obrador no es el presidente humanista que presume, su carácter es explosivo, vengativo y autoritario, tan es así que sus más cercanos e íntimos colaboradores lo califican como un lobo.
A su llegada al poder, López Obrador coqueteó con las fuerzas armadas y las calificó de ser un ejército del pueblo, por decreto limpió la imagen de un ejército represivo, borró de un brochazo los hechos sangrientos del 68, la represión del 71, aguas blancas, Ayorzinapa y las acciones de desaparición forzada donde el ejército mexicano ha participado históricamente.
López no escatima elogios para las fuerzas armadas ni tampoco niega recursos, en este gobierno se rompió el record en presupuesto a la SEDENA, SEMAR y Guardía Nacional.
Además se otorgó a discreción obras publicas por designación directa.
Por primera vez el ejército mexicano se volvió empresa contratista y administrativa.
Además Marina Armada administra aduanas, aeropuertos y puertos.
Será esto mera coincidencia o forma parte del maquiavélico plan de López Obrador de usurpar el poder violando la constitución apoyado por un ejército, marina y fuerza aérea corrupta a la que López favoreció como nunca antes se había hecho, con recursos públicos suficientes para corromper a cualquiera.
Lo preocupante es que se tendría a un dictador impuesto por un ejército corrupto, que lo mismo administra que permite el trasiego de drogas a lo largo y ancho del país.
La democracia podría estar en peligro, si tomamos en cuenta que en México llegó un gobernante con problemas de ambición de poder. Un líder que aspira a mantenerse en el poder a toda costa y para esto tiene como premisa el promover no solo programas de asistencia social para tener una base social , también conceder poder económico a los militares para usarlos a su favor en el momento adecuado.
La pregunta obligada sería: ¿ hasta donde el ejército mexicano se ha comprometido ¿para actuar con deshonor?, cuantos generales y mandos estarían dentro de las ambiciones de poder para respaldar ¿al cobarde matoncito?
México está en una encrucijada; seguir siendo una nación pluripartidista y democrática o el futuro de un país cooptado por un acomplejado sujeto que tiene un proyecto de país sometido por la mentira y la bota militar represiva.