Juan José Díaz Bermúdez
Oaxaca, México (Punto y Aparte).- El escritor mexicano Carlos Fuentes tiene una visión obtusa de la realidad en México, también peca de ignorante al no reparar en la historia de nuestro país, al criticar a Enrique Peña Nieto, considerando que el aspirante a la Presidencia de la República por parte del PRI- cito- “No tiene derecho a ser Presidente de México a partir de la ignorancia”. Qué pronto se le olvidó al señor Fuentes que Vicente Fox también fue un ignorante, que según cuentan las anécdotas consiguió su licenciatura hasta que llegó al poder y, por lo que sabemos, nunca habló de literatura, ni siquiera de poemas de amor, pero nadie lo criticó porque era la novedad.
Señor Fuentes usted se contradice una y otra vez en algunas de sus obras. Se le hizo fácil colocarse el título de juez y fiscalizar a los aspirantes desde una visión unilateral, a partir de un error que es comprensible por parte del aspirante priísta sobre el autor de un libro. Parece que Carlos Fuentes y quienes se prestan a la campaña de desprestigio contra Peña Nieto, se les olvidó que una de las características de un Presidente es que debe ser humano y puede tener errores de dicción, de ortografía incluso, porque tiene asesores hasta para saberse vestir, que más da que sepa o no una obra de Carlos Fuentes.
Pero no, Carlos Fuentes nació perfecto y con tanta perfección que lo hace inmaculado y sublime, que se ha convertido en un ignorante soberbio, ya que se le olvida que la inteligencia no proviene de saberse de reminiscencia la biblia, o memorizar autores o libros para pasar el té canasta o las reuniones de la sociedad, asombrando a las damas y caballeros con anécdotas jocosas de libros incluso olvidados.
Un verdadero inteligente puede ser el peor de los ignorantes del mundo, si sus actos están revestidos de estupidez al gobernar, como el caso del Presidente de México Felipe Calderón, que inició una guerra sin cuartel en todo el país con un saldo de más de 50 mil muertos hasta hoy, que predica daños colaterales con el asesinato de inocentes y dibuja mapas de éxito con la captura de presuntos delincuentes, cuando el costo para los mexicanos son ríos de sangre inocente. Un Presidente que reprime y, de haber sido el candidato de la promesa del empleo, hoy los desempleados suman millones.
¿Quién es más ignorante señor Fuentes? el que no se sabe el autor de un libro, o el que asume el poder dictatorial envileciéndose, a tal grado que presume cual delirante y demente Nerón las carnicerías en el circo romano que vivimos los mexicanos.
Le pregunto, porqué usted se suma al convite de las voces que acusan la ignorancia de un aspirante a la Presidencia de México, asumiendo que usted, por haber escrito libros es el faro de inteligencia que necesitamos los mexicanos, cuanta imprudencia cuando usted señor Fuentes ni siquiera vive en México. Ojalá saliera un momento de su mundo elitista y caminara las ciudades, se convirtiera en un ser humano como cualquier otro y escuchara lo que la gente de abajo quiere, entonces tendría una visión real de lo que un mexicano piensa.
Pero en fin, no podemos extrañarnos de quien o quienes hablan por salario. Veamos a Peña Nieto como un ser humano, y que bueno que lo entendemos, no sería prudente endiosar a un hombre que pudiera volverse un caudillo. En su ignorancia de México, usted considera a Andrés Manuel López Obrador como una opción. La ignorancia vuelve a ser daño en usted. Jamás un El Mesías ha sido bueno para la humanidad, recordemos que en nombre de Jesucristo se han convertido las aberraciones más desastrosas: Quema de libros, asesinato de inocentes por parte de la inquisición y la violación inmisericorde de hombres y mujeres por parte de sacerdotes pederastas. Ojalá que la ignorancia que usted demuestra de la política en México no sea la pitonisa de la llegada de un El Mesías a nuestro país, ya que sería más peligroso tener en la silla a un perverso, maquiavélico, tenebroso e inteligente mounstruo, como usted considera que es su preferencia, que a un ignorante que buscaría ayudarse de todos los grupos y partidos políticos para poder gobernar.
Oaxaca, México (Punto y Aparte).- El escritor mexicano Carlos Fuentes tiene una visión obtusa de la realidad en México, también peca de ignorante al no reparar en la historia de nuestro país, al criticar a Enrique Peña Nieto, considerando que el aspirante a la Presidencia de la República por parte del PRI- cito- “No tiene derecho a ser Presidente de México a partir de la ignorancia”. Qué pronto se le olvidó al señor Fuentes que Vicente Fox también fue un ignorante, que según cuentan las anécdotas consiguió su licenciatura hasta que llegó al poder y, por lo que sabemos, nunca habló de literatura, ni siquiera de poemas de amor, pero nadie lo criticó porque era la novedad.
Señor Fuentes usted se contradice una y otra vez en algunas de sus obras. Se le hizo fácil colocarse el título de juez y fiscalizar a los aspirantes desde una visión unilateral, a partir de un error que es comprensible por parte del aspirante priísta sobre el autor de un libro. Parece que Carlos Fuentes y quienes se prestan a la campaña de desprestigio contra Peña Nieto, se les olvidó que una de las características de un Presidente es que debe ser humano y puede tener errores de dicción, de ortografía incluso, porque tiene asesores hasta para saberse vestir, que más da que sepa o no una obra de Carlos Fuentes.
Pero no, Carlos Fuentes nació perfecto y con tanta perfección que lo hace inmaculado y sublime, que se ha convertido en un ignorante soberbio, ya que se le olvida que la inteligencia no proviene de saberse de reminiscencia la biblia, o memorizar autores o libros para pasar el té canasta o las reuniones de la sociedad, asombrando a las damas y caballeros con anécdotas jocosas de libros incluso olvidados.
Un verdadero inteligente puede ser el peor de los ignorantes del mundo, si sus actos están revestidos de estupidez al gobernar, como el caso del Presidente de México Felipe Calderón, que inició una guerra sin cuartel en todo el país con un saldo de más de 50 mil muertos hasta hoy, que predica daños colaterales con el asesinato de inocentes y dibuja mapas de éxito con la captura de presuntos delincuentes, cuando el costo para los mexicanos son ríos de sangre inocente. Un Presidente que reprime y, de haber sido el candidato de la promesa del empleo, hoy los desempleados suman millones.
¿Quién es más ignorante señor Fuentes? el que no se sabe el autor de un libro, o el que asume el poder dictatorial envileciéndose, a tal grado que presume cual delirante y demente Nerón las carnicerías en el circo romano que vivimos los mexicanos.
Le pregunto, porqué usted se suma al convite de las voces que acusan la ignorancia de un aspirante a la Presidencia de México, asumiendo que usted, por haber escrito libros es el faro de inteligencia que necesitamos los mexicanos, cuanta imprudencia cuando usted señor Fuentes ni siquiera vive en México. Ojalá saliera un momento de su mundo elitista y caminara las ciudades, se convirtiera en un ser humano como cualquier otro y escuchara lo que la gente de abajo quiere, entonces tendría una visión real de lo que un mexicano piensa.
Pero en fin, no podemos extrañarnos de quien o quienes hablan por salario. Veamos a Peña Nieto como un ser humano, y que bueno que lo entendemos, no sería prudente endiosar a un hombre que pudiera volverse un caudillo. En su ignorancia de México, usted considera a Andrés Manuel López Obrador como una opción. La ignorancia vuelve a ser daño en usted. Jamás un El Mesías ha sido bueno para la humanidad, recordemos que en nombre de Jesucristo se han convertido las aberraciones más desastrosas: Quema de libros, asesinato de inocentes por parte de la inquisición y la violación inmisericorde de hombres y mujeres por parte de sacerdotes pederastas. Ojalá que la ignorancia que usted demuestra de la política en México no sea la pitonisa de la llegada de un El Mesías a nuestro país, ya que sería más peligroso tener en la silla a un perverso, maquiavélico, tenebroso e inteligente mounstruo, como usted considera que es su preferencia, que a un ignorante que buscaría ayudarse de todos los grupos y partidos políticos para poder gobernar.