PEMEX; ¿TERRORISMO O ACCIDENTE?

Juan José Díaz Bermúdez



Oaxaca, México (Punto y Aparte).- La explosión en el edificio B-2 del centro administrativo cercano a la torre de Petróleos Mexicanos en el Distrito Federal, abre el debate sobre la falta de protocolos en México en cuanto a seguridad nacional e inteligencia político-militar. Aunque las causas oficiales aún no se conocen, ni se conocerán en tanto no se evalúen los impactos financieros, políticos y militares que implica un atentado o accidente de esta naturaleza, las posibilidades aumentan en cuanto pudo haber sido un incidente terrorista que bien puede estar inmerso en un auto atentado para ocultar la corrupción que existe en esa paraestatal del gobierno de México, y que sucede precisamente ahora que se habla de una privatización, o podría estar justificando la venta de ese moustro energético a trasnacionales, o porque no, esconder la enorme descomposición financiera que existe en Pemex, veamos:

Pemex según los analistas económicos atraviesa desde hace varios sexenios una crisis de resultados, y aunque las reservas aún son enormes, las ganancias disminuyen debido a que la empresa aparte de ser la principal surtidora de recursos económicos al gobierno de México ya que aporta al fisco el 70 por ciento de sus ganancias, enfrenta una corrupción que ha permitido que sindicalistas, funcionarios y contratistas corruptos vivan de ella, por tal razón la venta de la paraestatal a la iniciativa privada, vendría sin duda a romper con la cadena de deshonestidad que existe al interior de Pemex. Las ganancias para quienes viven de Pemex son infinitas, ¿valdría la pena el crear confusión para desanimar a los compradores? O en contra parte; estos incidentes ¿respaldarán la venta de Pemex a consorcios internacionales?

La falta de incentivos que Pemex ha tenido en los últimos sexenios, permitió que a decir de los informes la producción de crudo bajó de 3,4 millones de barriles a 2,57 millones, lo que deja a la empresa en el ostracismo financiero, permitiendo instalaciones obsoletas, con carencias de protocolos de seguridad, cuyos sistemas han dado resultados desastrosos en plataformas, refinerías y plantas de procesamiento, sin embargo el mayor peligro que enfrenta Pemex cuarta petrolera mundial es la corrupción que al interior de ella existe.

El edificio B-2 es el lugar donde se reciben todas las facturas y se administran los recursos y las compras, es decir es el centro neurálgico de las operaciones financieras de Pemex. Era el lugar donde se podría tener acceso todos los documentos que de existir corrupción comprometería a los servidores públicos, a los grupos contratistas y empresas que laboran para Pemex y que se dice practican la corrupción.

Aunque Emilio Lozoya director de Pemex ha desestimado la venta de Pemex, se habla que inversionistas españoles e ingleses podrían estar interesados en invertir para apuntalar la producción de la paraestatal.

Acaso los intereses que se manejan por la venta de esa empresa, ¿justificaría un atentado que cortó la vida a decenas de personas?

No hay que olvidar que los intereses internacionales se mueven en la oscuridad, y qué mejor que una acción terrorista para desanimar la inversión e impedir la venta de Pemex. Las autoridades tendrán que establecer si fue una acción domestica o de grupos externos al país.

No se descarta ninguna línea de investigación en estos momentos, se contemplan todos los escenarios, desde terrorismo internacional, guerrilla, narco guerrilla, e incluso actos de sabotaje por parte de los afectados si se llegara a cumplir la venta de Pemex.

Las dimensiones de la explosión apuntan a que no fue concentración de gases, tomando la experiencia de atentados terroristas en otros países , de haber sido una acción criminal se habrían usado más de 200 kilos de dinamita o C-4, el explosivo plástico táctico militar,  y que estos habrían sido colocados en el sótano, ya que al parecer la intención era colapsar el edificio para así matar al mayor número de personas, esta tesis se toma en cuenta si hubiera sido un atentado, lamentablemente parece que todo apunta en ese sentido, las autoridades mexicanas son cuidadosas para no crear una psicosis y confusión en todo el país, lo cierto es que las imágenes no mienten.

Lo que no cabe duda es que a partir de la explosión en el edificio B-2 de Pemex, México tendrá que cambiar sus protocolos de seguridad, darle prioridad a la inteligencia político-militar y sobre todo a las acciones de investigaciones especiales.

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