¿Esto es exagerar?

HAY DAÑOS IRREVERSIBLES A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
EN OAXACA DESPUÉS DE LOS HECHOS REPRESIVOS DE LA PFP
Juan José Díaz Bermúdez

José Montes,reportero gráfico independiente, agredido por integrantes de la PFP.

Oaxaca, México (Punto y Aparte).- El martes quince de febrero no fue uno más en la historia de Oaxaca, hay que remarcarlo, cuestionarlo hasta agotar el tema, porque será el parteaguas en el ejercicio de la libertad de expresión de ahora en adelante. Se tiene que analizar el porqué policías de la presunta fuerza mixta, compuesta por federales, estatales y municipales -un ejercicio de lo que va a ser el mando único- aquel día del “martes negro”, no tuvieron control de la situación y, por si fuera poco, hubo orden o consigna, para intimidar y agredir a periodistas. Para algunos no se puede demostrar si hubo o no consigna, pero los hechos hablan por sí sólos. ¿Porqué hubo tanto reportero agredido, robado y vituperado? Se sospecha que existió una orden, los elementos policíacos no actúan a discreción, forzosamente reciben imperativos y tienen que cumplirlos, si no lo hacen peligra su libertad ¿Hubo o no consigna aquel martes en Oaxaca?
Para aquellos que niegan que no hubo consigna para agredir reporteros, habría que analizar tres momentos: El primero sucedió en las calles de Armenta y López y Guerrero, en ese lugar las balas de goma y las granadas de humo buscaban a los periodistas, prueba de ello es que resultó herido en la pierna ,Gildardo Mota, el cual por cierto ya dijo que no tiene el interés de recibir apoyo del gobierno, lo que reafirma el que el objetivo de los reporteros oaxaqueños, no es de salir beneficiados de este momento, mucho menos obtener privilegios o retribuciones monetarias. Ese no es el punto, la verdad es que hay irritación, porque no se puede seguir permitiendo que el gobierno federal violente las garantías de todos y cada uno, sin que nadie diga nada. En Oaxaca, los periodistas hemos dicho ¡Ya basta!
El segundo momento fue en la Alameda de León, en ese lugar, el reportero gráfico José Montes, es atacado por policías de la fuerza mixta: federal- estatal-municipal, con una bomba de balas de goma que le explotó en la mano, le fracturó tres falanges y desgarró la extremidad. En estos momentos tiene una exposición de piel a la altura de la entrepierna izquierda, debido a que las balas de goma impactaron en ese lugar, causándole una grave infección que no cicatriza, debido a que el compañero Montes, al igual que Gildardo Mota, padecen diabetes.
El tercer momento se dio alrededor de las 17:00 horas. La fuerza mixta, que por cierto cambió, según testigos, sus uniformes, comenzó a buscar a diferentes reporteros, con el objetivo de quitarles su material o golpearlos. De ahí resultaron heridos varios trabajadores de los medios, hay testigos que el objetivo de los policías de la fuerza mixta, era el de acallar comunicadores.
Y que quede claro, nadie de los periodistas oaxaqueños está buscando retribuciones o pagos en efectivo, al contrario, nuestra posición la asumimos como parte de una contribución a futuro, para que nuestros hijos no vivan la represión del gobierno federal, estatal y municipal, sin tener una garantía y porque sabemos que como comunicadores estamos expuestos a ser agredidos.
Se atacó la libertad de expresión, porque los ciudadanos tienen el derecho de estar informados, ese es el trabajo de los medios, pero cuando se coarta esta libertad, cuando en los enfrentamientos se buscan objetivos humanos y, sobre todo, que sean periodistas, surge la sospecha de quién les pudo ordenar a los policías atacar a la prensa, porque como nunca, incluso ni en el 2006, los comunicadores habían sufrido tantas bajas.
¿Qué quiere decir lo anterior? Es lo que estamos exigiendo, que se aclare quién dio la orden para agredir a los reporteros en Oaxaca. En cualquier enfrentamiento las bajas no son de la prensa, porque somos imparciales, debemos ser respetados como personas ajenas al conflicto, sin embargo, en Oaxaca no se cumplió con ese imperativo, al contrario, se buscó agredir y golpear a la prensa aquel 15 de febrero de 2011.
Por supuesto, nadie intenta, de los que iniciamos la protesta generalizada, un beneficio personal. Hasta hoy, insisto para quienes no saben, ningún reportero ha dicho que se le pague una sola cámara, mucho menos obtener beneficios personales. No sabemos a quiénes responden los que quieren enlodar esta noble causa de los compañeros periodistas en Oaxaca, pero aquellos que intentan hacerlo, habría que decirles que nadie de los que habló durante la reunión con diputados, intenta hacerse notar o buscar privilegios. Deben tener en cuenta que no permitiremos que se acuse a uno sólo, por el simple hecho de tratar de dividir, al contrario, si no se suman, tampoco estorben.
El movimiento que se inició el 23 de febrero entre los periodistas de Oaxaca, no tiene líderes, no tiene organizaciones, para que nadie diga que habrá beneficios, despreocúpense, que no habrá héroes, ni para aquellos que pacten con el gobierno estatal apoyos extraordinarios, si los hubiera los vamos a denunciar.
Si narramos los hechos que conocemos, que vivimos y sufrimos, es porque nos consta. Nos irrita que hay compañeros que vivieron el momento represivo, y aún con esa experiencia dudan que hubiera consigna. Es triste que haya quienes afirmen que no hubo nada, que no se agredió la libertad de expresión. Por eso narré durante la reunión con diputados lo que yo viví, para que aquellos que dudan no crean que fue un día de campo aquel 15 de febrero. Y que quede claro, no lo narré por querer quedar bien con los diputados, sino porque es necesario que cada uno cuente sus testimonio y sembremos la verdad, esa verdad que algunos exigen propagar, pero que se ofenden cuando se cuenta tal como es. La verdad no es absoluta, pero si afecta a quienes la escuchan. Nadie exagera las violaciones a los derechos humanos, las agresiones físicas, los robos, las amenazas están a los ojos de todos ¿o es que acaso aquellos que se rasgan las vestiduras, porque afirmamos que hubo consigna contra los trabajadores de los medios de comunicación, aquel 15 de febrero de 2011, querían a un periodista muerto?

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