LA INSURGENCIA QUE VIENE DE CHIAPAS

Juan José Díaz Bermúdez/Análisis 



El hartazgo del pueblo a la injusticia, inseguridad, burocratismo, inoperancia, complicidad, protección de corruptos, por parte de gobiernos burgueses neoliberales,lleva siempre a la insurgencia, que emerge como última alternativa para quienes no han tenido nada y a pesar de trabajar todos los días viven en medio de la pobreza extrema. 

El camino de la la vía armada es y será la manifestación que el pueblo organizado tendrá ante la cerrazón, la injusticia y el desprecio de los derechos intrínsecos de cada persona.



El Ejército Revolucionario Indígena nace en los Altos de Chiapas, en una zona tradicionalmente insurgente como Ocosingo, cuna del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), agrupación armada que dejó de cumplir sus objetivos esenciales y que ahora podría estar lanzando escisiones como el ERI, que tiene como proyecto revolucionario la defensa de la tierra, la vida y la propiedad de los indígenas, en el marco de la construcción del capricho sexenal de Andrés Manuel López Obrador como es la construcción del tren Maya que tiene como daño colateral la agresión a la selva y sus moradores.

El ERI como agrupación armada tiene alrededor de un año en comenzar a formarse, surge hace unos días, sin embargo su organización representa años de formación, tomando en cuenta que un organismo de esa índole no nace como parte de una ocurrencia.

La formación de un grupo guerrillero requiere de estructuras, organización y disciplina, sobre todo de esquemas que permitan la construcción de células que operen de forma coordinada en diferentes ramas de la insurgencia y contra insurgencia, sobre todo en el trabajo continuo de capacitación revolucionaria en la clandestinidad, que no es fácil ni remotamente.

El ERI tiene si es un grupo armado real, que construir la estrategia y las bases populares que se comprende deberían estar ya, es imposible entender la creación y el surgimiento de una agrupación armada si no hay base social en las comunidades, e incluso fuera de Chiapas, por es razón la teoría que esta guerrilla es una escisión del EZLN o del mismo EPR, cobra fuerza como tesis, en el sentido que si hablamos de un grupo guerrillero real estaríamos hablando de la construcción revolucionaria de toda una red estratégica.

De no ser así el grupo del que hoy hablamos sería solo un fantasma guerrillero que tiene como objetivo el crear una cortina de humo y al parecer en el gobierno federal esto creen, dado que no le dieron una gran importancia minimizando el surgimiento, logrando así que los medios de comunicación tradicionales de apoyo institucional omitieran en sus noticiarios la noticia de la aparición del ERI.

La declaración de guerra es válida, la lucha histórica es creíble, solo falta esperar que se cumplan los puntos como son los auto gobiernos de las comunidades indígenas y la respuesta militar del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que entendemos intenta aparentar que no le conmueven surgimientos de grupos guerrilleros en su contra.




Es seguro que la respuesta operativa en contra del ERI a sido inmediata, como lo será el intento de filtración a la organización, en base al trabajo clandestino y al desempeño en la disciplina y organización, así como la construcción de bases sociales sólidas, se verá si el Ejército Revolucionario Indígena es real o una simple vacilada de los grupos y partidos políticos en México.

Existen cuestiones de logística que aún no quedan claras y que podrían servir para coincidir en la existencia de un grupo armado que nace en medio del oportunismo y cortinas de humo. 

Habría que esperar y tras las acciones militares evaluar hasta donde es verdad.

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