Juan José Díaz Bermúdez
La decisión de Donald Trump de enviar a la frontera con México a cerca de cuatro mil elementos de la guardia nacional nos indigna, ofende, hasta nos convierte en soldados justo como nuestro himno dice en su gloriosa letra, pero hay que analizar hasta donde hemos hecho por nuestra patria, que país heredaremos a las futuras generaciones, hasta donde somos cómplices de las injusticias, de las mentiras, de la corrupción, del trueque político y económico que significa la ley en México.
Ofende a muchos políticos y funcionarios que el Presidente Donald Trump envíe tropas a resguardar su territorio de las amenazas que significan el narcotráfico y el paso de personas centro americanas y mexicanas. Es cierto que la gran mayoría de los migrantes busca mejores oportunidades para salir de la pobreza, pero también existe otra verdad; otros solo van a cometer delitos y a destruir vidas y mundos.
Porque se ofende Enrique Peña Nieto y todos los actores políticos como Andrés Manuel López Obrador, Margarita Zavala de Calderón, José Antonio Mead y Ricardo Anaya que Trump envíe tropas a resguardar su soberanía. Porque no se indignan que el narcotráfico mantenga azolada a la población en México, que ladrones de combustible se roben nuestro petróleo, que pandillas como los Maras Salvatrucha sean potencialmente quienes vigilan el paso de los indocumentados. Donde está ese patriotismo cuando la delincuencia asesina a mujeres, feminicidios que frustran a las familias, hemos llegado a herir lo más sagrado que existe, como es la maternidad; hoy matan a las embarazadas para robarles a sus pequeños extrayendolos de sus vientres, eso debería de indignarles y molestarles.
No se conviertan en payasos del circo sumándose a la feria, a la pantomima, al carnaval, a la calenda, para hacer creer que son tan patriotas que incluso se envolverían en la bandera para lanzarse en contra del enemigo.
Antes que lanzar piedras contra Trump, Enrique Peña Nieto tiene que resolver el gran problema que deja en México, una impunidad galopante donde incluso los propios sacerdotes como el obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, sin pena ni gloria, violando la ley y convirtiéndose en un presunto delincuente y cómplice del narcotráfico, confiesa públicamente que ha recibido apoyo para sistemas de electricidad, agua potable y carreteras de los grupos al margen de la ley, como entonces no quieren los políticos y funcionarios que países vecinos no tengan terror de lo que está pasando en México, donde la violencia no tiene precedente.
Hasta hoy ninguna autoridad ha decidido citar al obispo ante la Procuraduría General de la República para que explique su proceder fuera de la ley, es un presunto delincuente incluso posible integrante del crimen organizado al participar de las ganancias sucias del narcotráfico.
Pero eso es lo que vivimos los mexicanos, una impunidad y una corrupción en la que la clase política de todos los partidos ha metido a nuestro país.
Nos ofende que estacionen militares en la frontera, como sociedad debería de irritarnos la gran mentira de todos los partidos en el Congreso, deberíamos ser más exigentes y menos propensos a creer todo lo que dicen candidatos, funcionarios y políticos.
Seamos patriotas para defender a nuestro país, exijamos al Estado mexicano más y mejor seguridad, la defensa de nuestra frontera sur para evitar el paso de criminales que se suman como sicarios al crimen organizado, se ha comprobado que con los carteles trabajan como gatilleros salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y colombianos.
Las autoridades de México en lugar de ocuparse de ser patrioteros, deberían de comenzar a luchar contra el crimen, y sino pueden, no les pedimos que renuncien, sino que pidan ayuda, que al final es lo que van a tener que hacer, solicitar que Estados Unidos guíe a nuestras tropas en estrategias anti crimen.
Donald Trump aunque nos duela reconocer tomo una decisión; defender a su país del ingreso de extranjeros a su tierra, está en su derecho, no podemos negarlo, la verdad es que México se ha convertido por la grave corrupción que existe en nuestro territorio, en un vecino desagradable por lo que sucede en nuestra patria.
Queremos vivir en un Tratado de Libre Comercio solo con beneficios, sin aportar siquiera un grano de arena, ser el vecino del país más poderoso del mundo tiene sus responsabilidades, nuestros gobiernos han confundido amistad y alianza con abuso y deslealtad.
No seamos patrioteros y payasos señores funcionarios y políticos, sean serios, luchar por México es ahora, no más inseguridad, no más mentiras, no más corrupción, no más impunidad.
Todos somos México, pero un México con justicia.
La decisión de Donald Trump de enviar a la frontera con México a cerca de cuatro mil elementos de la guardia nacional nos indigna, ofende, hasta nos convierte en soldados justo como nuestro himno dice en su gloriosa letra, pero hay que analizar hasta donde hemos hecho por nuestra patria, que país heredaremos a las futuras generaciones, hasta donde somos cómplices de las injusticias, de las mentiras, de la corrupción, del trueque político y económico que significa la ley en México.
Ofende a muchos políticos y funcionarios que el Presidente Donald Trump envíe tropas a resguardar su territorio de las amenazas que significan el narcotráfico y el paso de personas centro americanas y mexicanas. Es cierto que la gran mayoría de los migrantes busca mejores oportunidades para salir de la pobreza, pero también existe otra verdad; otros solo van a cometer delitos y a destruir vidas y mundos.
Porque se ofende Enrique Peña Nieto y todos los actores políticos como Andrés Manuel López Obrador, Margarita Zavala de Calderón, José Antonio Mead y Ricardo Anaya que Trump envíe tropas a resguardar su soberanía. Porque no se indignan que el narcotráfico mantenga azolada a la población en México, que ladrones de combustible se roben nuestro petróleo, que pandillas como los Maras Salvatrucha sean potencialmente quienes vigilan el paso de los indocumentados. Donde está ese patriotismo cuando la delincuencia asesina a mujeres, feminicidios que frustran a las familias, hemos llegado a herir lo más sagrado que existe, como es la maternidad; hoy matan a las embarazadas para robarles a sus pequeños extrayendolos de sus vientres, eso debería de indignarles y molestarles.
No se conviertan en payasos del circo sumándose a la feria, a la pantomima, al carnaval, a la calenda, para hacer creer que son tan patriotas que incluso se envolverían en la bandera para lanzarse en contra del enemigo.
Antes que lanzar piedras contra Trump, Enrique Peña Nieto tiene que resolver el gran problema que deja en México, una impunidad galopante donde incluso los propios sacerdotes como el obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, sin pena ni gloria, violando la ley y convirtiéndose en un presunto delincuente y cómplice del narcotráfico, confiesa públicamente que ha recibido apoyo para sistemas de electricidad, agua potable y carreteras de los grupos al margen de la ley, como entonces no quieren los políticos y funcionarios que países vecinos no tengan terror de lo que está pasando en México, donde la violencia no tiene precedente.
Hasta hoy ninguna autoridad ha decidido citar al obispo ante la Procuraduría General de la República para que explique su proceder fuera de la ley, es un presunto delincuente incluso posible integrante del crimen organizado al participar de las ganancias sucias del narcotráfico.
Pero eso es lo que vivimos los mexicanos, una impunidad y una corrupción en la que la clase política de todos los partidos ha metido a nuestro país.
Nos ofende que estacionen militares en la frontera, como sociedad debería de irritarnos la gran mentira de todos los partidos en el Congreso, deberíamos ser más exigentes y menos propensos a creer todo lo que dicen candidatos, funcionarios y políticos.
Seamos patriotas para defender a nuestro país, exijamos al Estado mexicano más y mejor seguridad, la defensa de nuestra frontera sur para evitar el paso de criminales que se suman como sicarios al crimen organizado, se ha comprobado que con los carteles trabajan como gatilleros salvadoreños, hondureños, guatemaltecos y colombianos.
Las autoridades de México en lugar de ocuparse de ser patrioteros, deberían de comenzar a luchar contra el crimen, y sino pueden, no les pedimos que renuncien, sino que pidan ayuda, que al final es lo que van a tener que hacer, solicitar que Estados Unidos guíe a nuestras tropas en estrategias anti crimen.
Donald Trump aunque nos duela reconocer tomo una decisión; defender a su país del ingreso de extranjeros a su tierra, está en su derecho, no podemos negarlo, la verdad es que México se ha convertido por la grave corrupción que existe en nuestro territorio, en un vecino desagradable por lo que sucede en nuestra patria.
Queremos vivir en un Tratado de Libre Comercio solo con beneficios, sin aportar siquiera un grano de arena, ser el vecino del país más poderoso del mundo tiene sus responsabilidades, nuestros gobiernos han confundido amistad y alianza con abuso y deslealtad.
No seamos patrioteros y payasos señores funcionarios y políticos, sean serios, luchar por México es ahora, no más inseguridad, no más mentiras, no más corrupción, no más impunidad.
Todos somos México, pero un México con justicia.
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