LOS ANTROPÓFAGOS DEL PERIODISMO

Manuel Santiago Torres



El Congreso a merced de los depredadores

Hay comunicadores que quisieron tomar al Congreso de Oaxaca como la mina de oro que se les había negado en el gobierno estatal a la llegada de Gabino Cué Monteagudo. Algunos tunde maquinas esbozando banderas rancias y caducas, con palabrería de antaño que no encaja en el cambio moderno y democrático que optamos los oaxaqueños, insistieron en buscar alternativas económicas de subsistencia, con el objetivo de seguir sobreviviendo. Hay que reconocer que el periodismo es una empresa, una fuente de trabajo que es obvio busca convenios personales o institucionales para sobrevivir, quien diga lo contrario y se rasgue las vestiduras es un hipócrita, un petulante que se mofa de su propia historia.

Extraña entonces que “los iluminati” del periodismo en Oaxaca, aquellos que se dan baños de pureza. Los sedicentes incorruptibles comunicadores, que alardean de su conducta sospechosamente intachable ( in omni vitae ratione) una conducta que no ha sido demostrada fehacientemente como algo digno de igualar o superar. Los mismos que se cubren de cilicio como Job y levantan sus manos al cielo y se rasgan las vestiduras, son aquellos que ayer ensalzaban a Gabino Cué y hoy lo critican a tal grado que no se limitan al juicio político, trascienden al ámbito personal y privado, justificándose en la libertad de expresión, todo porque el Estado les negó convenios multi millonarios y algunos suplicaron hasta morralla, con tal de verse beneficiados.

Esto mismo pasó en el Congreso, cuando no hubo, cuando se les negó recurso, vociferaron y calumniaron, de tal modo que pretendieron difamar a las propias familias de diputados, del tesorero y del mismo director de comunicación social, Jaime Velázquez. El trabajo de la comunicación no debe tener “periodistas” de doble moral, que son amigos cuando los mantienen y enemigos cuando dejan de alimentarlos.

Los antropófagos del periodismo en Oaxaca, algunos se jactan de ser “revolucionarios”, que olvidan en ocasiones su deber de informar para convertirse en depredadores y vándalos del periodismo. Intidimidan en el Congreso a diputados y funcionarios para saciar sus necesidades personales como trabajadores de la pluma, aunque en público lo niegan queriendo mostrar una imagen de respetables comunicadores sociales, la verdad es que Judas en ocasiones pasa a ser un santo junto a todos aquellos que sintiéndose jueces del periodismo no escatiman esfuerzos para poner en evidencia al primer compañero periodista que llega a un puesto público, a tal grado llega la envidia, que los que se decían amigos se convierten en enemigos. Ayer comían de tu mesa y hoy tratan de agredir a tu familia, vaya principios de quienes se dicen las voces autorizadas de la sociedad.

Lo cierto es que hay tiempo de guerra y el momento de entender cuando se fracasó, por lo menos en el Congreso de Oaxaca no pasarán aquellos que trataron de engañar, de restar, dividir. Hoy se forma un nuevo periodismo, real, que no debe perderse en mascaradas de hipocresía.

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