El FISGÓN

Juan José Díaz Bermúdez

Oaxaca, México (Punto y Aparte).- Gabino Cué no solo enfrenta a una mafia priísta que le duele haber perdido el poder y la riqueza que usufructuaban, además muy aparte de los golpes diarios que el gobernador de Oaxaca tiene que soportar, va a tener que capotear el fuego enemigo de organizaciones chantajistas que le apostaron a recibir sin dar y hoy que los egresos han sido debidamente etiquetados, y las inversiones aterrizadas a los productores sin intermediarios, las respuestas han sido contundentes y agresivas contra el proyecto de gobierno de transición.

El gobierno del cambio como se auto llamó, tiene proyectos sólidos y el interés de lograr eficientar los recursos sin caer en el paternalismo, sin ofrecer canonjías a líderes que se habían acostumbrado en la pasada administración a obtener recursos ilícitos con tal de no seguir presionando, bloqueando o marchando. Esta política habla bien de Gabino Cué, aunque debería reconocer el mandatario que no tiene a los mejores colaboradores junto a el, y eso a la larga le traerá consecuencias. Si para diciembre de este año, Cué insiste en mantener a los enemigos cerca de el, lamentará no haber actuado quitándose de encima a quienes se han aliado a personajes como Jorge Franco Vargas.

La obligación constitucional del gobierno de Oaxaca de procurar justicia, tuvo efectos mediáticos positivos, habría que preguntarle al Ejecutivo, si las actuaciones judiciales alcanzaran a quienes ordenaron en el 2006, reprimir, asesinar, desaparecer (delito de lesa humanidad). Se formó una comisión de la verdad que para la opinión pública se está tardando. Personajes como Manuel Vera Salinas, Manuel Moreno Rivas, Jorge Franco Vargas, Ulises Ruiz Ortiz, se citan en indagatorias, presunciones que alcanzan a ex funcionarios y que deberían ser llamados a comparecer en las averiguaciones.

Para que haya paz tiene que haber justicia, pero no una justicia mediática o revanchista, por el contrario se tiene que fortalecer la necesidad de sanar las heridas que dejó un gobierno represor y selectivo que agudizo la relación gobernantes-gobernados.

Es prioritario que se llegue a la verdad, quién fracturó familias, quién asesinó y por ordenes de quienes Oaxaca vivió una tragedia donde murieron esperanzas, hubo víctimas que hoy siguen sin aparecer.

Ulises Ruiz Ortiz y sus funcionarios tienen que comparecer porque son presuntos cómplices en delitos de lesa humanidad, nadie puede negar que sea una verdad que aún sigue pesando al gobierno de Gabino Cué, que debe de actuar ya.

Los funcionarios que dispusieron del erario público es necesario que se proceda, pero hay una herida que aún sangra, que duele y preocupa, la impunidad con la que ex funcionarios desaparecieron y asesinaron a sus contrincantes, incluso se sospecha a que a sus propios socios. Esos deben de ser investigados y proceder en contra de ellos en caso de estar implicados.

Gabino Cué tiene un garbanzo de a libra, una papa caliente en las manos, es necesario que se procure justicia en Oaxaca de no hacerse su gobierno perderá legitimidad. La entidad hoy más que nunca urge de un proyecto de unidad, pero no la habrá en tanto no se alcance la justicia para resarcir el daño que causó una serie de medidas tomadas por el gobierno anterior, la historia se escribirá en Oaxaca.

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