UNIDAD.- Los acontecimientos que se plantean a nivel nacional enturbian las elecciones del dos de julio, históricamente México no se encuentra preparado para una revolución que llevaría a un enfrentamiento sin sentido, destrucción y muerte por doquier.
No es justo llevar al país a un laboratorio donde las grandes empresas de la venta de armas o drogas serán las que se beneficien, el pueblo como siempre sucede, será la gran víctima.
En México, uno de los problemas que se vive es la polarización del progreso, hay grandes abismos, por una parte los que mucho tienen y que en ocasiones es resultado de la corrupción, y el que nada tiene, ni siquiera comida para el otro día.
Es cierto que lo anterior ha traído grandes rezagos, diferencias inquebrantables de clases, algo que se suponía ha vencido la revolución pero no fue así. Seguimos padeciendo hambre en colonias populares y zonas rurales, desafortunadamente en México gobierne quien gobierne: PRI, PAN o PRD, los proyectos que se usan para aliviar a los que más lo necesitan sirven para cooptar a los pobres. Así lo han hecho todos sin excepción.
El pueblo confiaba en quienes como los grupos armados dígase Partido Democrático Popular Revolucionario- Ejército Popular Revolucionario, llamaban a no votar y hubo quienes obedecieron en algún momento, sentían que había grupos clandestinos que compartían el sentir de la población. No votar es un sentimiento que crece entre la población, porque la gran mayoría esta cansada de gastos superfluos como los que se ofrecen a los partidos políticos, una “democracia” que privilegia a la clase política en su mayoría burguesa y minimiza al pueblo soberano.
Es dudoso que el IFE en esta ocasión vaya a respetar la voluntad del pueblo, como lo es que los mexicanos voten por el candidato del retroceso, es decir Feli- Pillo, aquel de las manos limpias y uñas largas, el mismo que es delfín de la pareja presidencial, representante a fuerza del Partido Acción Nacional, un instituto político sin estructura y sin cuadros políticos.
Los que nada tienen quisieran ver sus calles pavimentadas, sus escuelas remozadas, que hubiera profesores bien pagados que atendieran a sus hijos, seguridad, empleo (sobre todo), y no más partidos satélites del PAN –PRI –PRD, la tercia maquiavélica.
La democracia en México es una utopía que se aleja conforme la amenaza de que el PAN se eternice en el poder surge de las entrañas del infierno político, no puede ser real que México que se dijo liberal regrese al pasado, entronice a quienes conviven con los vecinos del norte para apoderarse del mundo.
Aunque tampoco es posible que con proyectos paternalistas se quiera seguir engañando a las mayorías del país. México necesita de un gobierno plural, campesino y popular, que se finque en el socialismo real, no en remedos de proyectos que sirven para seguir explotando un México que se sume en el abismo de la desesperanza.
No a la derecha. No al paternalismo. No al regreso de los grupos caciquiles que se disfrazan de populistas.
No es justo llevar al país a un laboratorio donde las grandes empresas de la venta de armas o drogas serán las que se beneficien, el pueblo como siempre sucede, será la gran víctima.
En México, uno de los problemas que se vive es la polarización del progreso, hay grandes abismos, por una parte los que mucho tienen y que en ocasiones es resultado de la corrupción, y el que nada tiene, ni siquiera comida para el otro día.
Es cierto que lo anterior ha traído grandes rezagos, diferencias inquebrantables de clases, algo que se suponía ha vencido la revolución pero no fue así. Seguimos padeciendo hambre en colonias populares y zonas rurales, desafortunadamente en México gobierne quien gobierne: PRI, PAN o PRD, los proyectos que se usan para aliviar a los que más lo necesitan sirven para cooptar a los pobres. Así lo han hecho todos sin excepción.
El pueblo confiaba en quienes como los grupos armados dígase Partido Democrático Popular Revolucionario- Ejército Popular Revolucionario, llamaban a no votar y hubo quienes obedecieron en algún momento, sentían que había grupos clandestinos que compartían el sentir de la población. No votar es un sentimiento que crece entre la población, porque la gran mayoría esta cansada de gastos superfluos como los que se ofrecen a los partidos políticos, una “democracia” que privilegia a la clase política en su mayoría burguesa y minimiza al pueblo soberano.
Es dudoso que el IFE en esta ocasión vaya a respetar la voluntad del pueblo, como lo es que los mexicanos voten por el candidato del retroceso, es decir Feli- Pillo, aquel de las manos limpias y uñas largas, el mismo que es delfín de la pareja presidencial, representante a fuerza del Partido Acción Nacional, un instituto político sin estructura y sin cuadros políticos.
Los que nada tienen quisieran ver sus calles pavimentadas, sus escuelas remozadas, que hubiera profesores bien pagados que atendieran a sus hijos, seguridad, empleo (sobre todo), y no más partidos satélites del PAN –PRI –PRD, la tercia maquiavélica.
La democracia en México es una utopía que se aleja conforme la amenaza de que el PAN se eternice en el poder surge de las entrañas del infierno político, no puede ser real que México que se dijo liberal regrese al pasado, entronice a quienes conviven con los vecinos del norte para apoderarse del mundo.
Aunque tampoco es posible que con proyectos paternalistas se quiera seguir engañando a las mayorías del país. México necesita de un gobierno plural, campesino y popular, que se finque en el socialismo real, no en remedos de proyectos que sirven para seguir explotando un México que se sume en el abismo de la desesperanza.
No a la derecha. No al paternalismo. No al regreso de los grupos caciquiles que se disfrazan de populistas.